Demostrado, con sentido de HUMOR, se dicen verdades. Y tú Raquel, lo tienes.
Verdaderamente es.... no sé ni cómo calificarlo, que unos ministros de un gobierno del siglo XXI, aunque sea de España, recurran a unos hipotéticos patronos como solución. ¡Me INDIGNA!, por mucho que el ministro en su vida privada sea un meapilas, me da igual, siempre que no influya en su vida política, ni tampoco en la mía…. ,,,,Ahí fuera estarán boquiabiertos con tan extravagantes ’’DISPARATES’’.
Muy fan de… el ministro Fernández Díaz. Por Raquel Marto
Verdaderamente es.... no sé ni cómo calificarlo, que unos ministros de un gobierno del siglo XXI, aunque sea de España, recurran a unos hipotéticos patronos como solución. ¡Me INDIGNA!, por mucho que el ministro en su vida privada sea un meapilas, me da igual, siempre que no influya en su vida política, ni tampoco en la mía…. ,,,,Ahí fuera estarán boquiabiertos con tan extravagantes ’’DISPARATES’’.
Muy fan de… el ministro Fernández Díaz. Por Raquel Marto
Jo, Jorge, debe de ser por esa conexión extrasensorial tuya con Santa
Teresa que, cada vez que te manifiestas, entro en éxtasis.
Lo
has vuelto a hacer. En este nuestro país descreído, escéptico y a prueba
de santos –quizás porque, a la vista del panorama, cuesta cada vez más
esperar milagros–, vas y sueltas que la virtuosa abulense “actúa como
intercesora para España en estos tiempos recios” –hay que tenerlos de
dos yemas–.
Dan ganas de levitar, cambiar la cola del paro por la de la
romería, llevarte un ramito de romero y dos gallinas y besarte los pies,
hombre de fe.
¡Y yo, ilusa e ignorante, que creía que el
presente y el futuro de un país moderno –que ya estamos en el siglo
veintiuno, no sé si sabes– estaba en manos de gentes mundanas, sí, pero
sobradamente preparadas para asumir la responsabilidad de representar a
los ciudadanos, gestionar los Presupuestos y aplicar las leyes! Pues no,
hacía falta tu divina revelación para entender que estamos en manos de
los santos ¡Alabado sea Dios, qué manera de iluminar nuestros corazones,
pensaba yo que lo de la luz era cosa de tu compi Soria!
Pero,
claro, una que padece del mal de darle más vueltas a la cabeza que el
centrifugado de la lavadora, empieza a plantearse un dilema tras otro y
eso, Jorge, es un martirio. Consuela un poquillo saber que el ejercicio
de dudar lo practican incluso los santos –la propia Teresa de Jesús,
pasó sus noches en vela cuando su corazón fluctuaba entre la vocación
religiosa y el atractivo del mundo y eso que entonces aislarse era más
sencillo, no existía twitter y tal–, pero te confieso que tanta pregunta
me quita el sueño, ni San Desiderio, patrón contra el insomnio, puede
con mi desvelo.
Dudando, dudando, me ha dado por preguntarme,
por ejemplo, dónde estaba Santa Teresa que no nos pegó dos voces cuando
nos metimos en este barrizal del que ahora nos está costando tanto
salir, aunque tu jefe, Mariano, no vea el oscuro fango al cuello, como
la ciudadanía más incrédula, sino unas aguas transparentes, cristalinas y
hasta curativas, como las de Lourdes, santas gafas las suyas.
Me pregunto también por qué la Santa –que desde el más allá se supone
que divisa lo que los simples mortales no alcanzamos a ver–, no sacó su
famoso brazo a pasear y se lió a bofetadas con los chorizos que nos
estaban comiendo la merienda de la nevera patria. No veo mayor ofensa
para su incorrupto y santo miembro, que esa pandilla que ha dejado la
marca España en estado de descomposición.
Por preguntar, me
pregunto también si no sería mejor reducir el gasto de la Administración
Pública dejándolo todo en manos del santoral. Como empleados, no nos
saldrían tan caros, nadie como tú sabe que los santos son muy de
austeridad, empezando por ellos, así, dando ejemplo.
Tu Ley de
Seguridad Ciudadana, sin ir más lejos, podría ser competencia del Ángel
de la guarda, da menos yuyu que una colección de antidisturbios –las
cosas como son– y él solito disolvería esas reuniones ilícitas que tanto
te molestan, de un plumazo de ala, sin tener que gastar de los
Presupuestos en escudos, gases lacrimógenos y pelotas de goma, que eso
debe de costar un ojo de la cara, literalmente.
Lo de los
inmigrantes que intentan entrar –a lo que entienden por paraíso– a
través de la valla de Melilla, podrías dejárselo a Santiago Apóstol. Tú
que tienes mano vas y le gritas: “¡Santiago, cierra España!” y te
ahorrarías esas concertinas que dejan a los que saltan hechos un Cristo.
A San Prudencio podrías encomendarle la tarea de llevarte la cuenta de
Twitter, que luego se filtran antes de tiempo los datos de las
operaciones contra ETA y es un marronazo. Y encima provoca eso tan poco
español llamado “dimisión”, quita, quita.
Yo creo que el
organigrama público quedaría de este modo muy organizado y ganaría en
eficacia. Ana Botella, por ejemplo, podría delegar sus funciones en San
Juan Crisóstomo, patrón de los oradores, y Felipe Neri, el de los
humoristas. El ministerio de Montoro, se podría apañar entre San Mateo,
patrón de los cobradores, y San Dimas, el de los ladrones arrepentidos,
aunque este último tendría poco curro…
Yo lo veo estupendísimo,
lo único que me preocupa es que con las tensiones que soléis tener los
políticos dentro de vuestros propios partidos, se enfrenten unos santos a
otros y se forme un quilombo celestial. Que Báñez se pique porque Santa
Teresa le quiera restar competencias a la mismísima Virgen del Rocío,
que Wert y Gallardón, expertos en encender la mecha, se peleen por
fichar como asesora a Santa Bárbara, patrona de los pirotécnicos y que
Mato, Arenas y Zaplana se enzarcen entre ellos por tener en sus filas a
la Moreneta.
Por lo demás, Jorge, que vengan los santos y tomen
las riendas, ya se sabe, donde manda patrón no manda marinero. Sólo una
cosita, recuerdo a una profe de Filosofía que flipaba en colores cuando
veía las estampitas en nuestros pupitres durante los exámenes y nos
decía: “Vale, podéis encomendaros a San Judas, patrón de los imposibles,
que como no hayáis estudiado y no sepáis explicarme, con pelos y
señales, La Crítica de la razón pura de Kant, vais a septiembre”. Pues
eso.
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