domingo, 18 de septiembre de 2011

20-N: Deseos para la próxima Legislatura

Para comenzar este post. Me gustaría comentar algo sobre los posibles peligros de la democracia.

Dicen que la democracia puede encumbrar a un dictador. Efectivamente, esta es una posibilidad, en cuyo caso se produce la paradoja de que una decisión que tiene el apoyo de la mayoría puede acabar con la propia democracia. La cuestión es que el gobierno de la mayoría es una condición necesaria de la democracia, pero no suficiente. 

Para que la voluntad popular sea considerada legítima ha de estar limitada, y un límite claro es el respeto a los derechos de las minorías. Cuando esto no ocurre, las decisiones que toma un gobierno carecen de legitimidad, por mucho apoyo popular que tengan. La única manera satisfactoria de solventar esta cuestión es restituyendo la legitimidad democrática, es decir, con más democracia.

Dicen que vale lo mismo el voto de un ilustrado que el de un ignorante. Esto es así, pero hemos de tener en cuenta que no hay ninguna opción política que sea la exclusiva de los ilustrados o de los ignorantes. Dicho de otro modo, un ilustrado y un ignorante pueden coincidir, y de hecho lo hacen, en cuanto a la opción electoral que eligen. Como decía Nietzsche: "Los genios llegan al mismo sitio que los tontos, pero por un camino más largo", o algo así.

Dicen por último,  que la democracia permite el gobierno de los mediocres. Esto puede ser así, pero es que no es un sistema para elegir a los mejores. Yo lo plantearía de otra manera, la democracia no garantiza que gobiernen los mejores, pero posibilita que los ciudadanos echemos pacíficamente del poder a los malos gobernantes.
Llevamos no sé cuantos días pidiendo que el voto valga lo mismo para todas las personas. La motivación utilizada para distribuir los pesos de los votos es claramente errónea. El voto de una persona no puede valer diferente por el mero hecho de vivir en Cuenca o en Madrid. Las personas no deberían ser discriminadas por eso. Pero… ¿es justo que el voto de todas las personas valga lo mismo?
Esta pregunta es recurrente en los correos que recibo de mis amigos, así que finalmente he decidido abriros la caja de Pandora y mostraros la verdad otra vez... 
Respuesta corta: no, no es justo.


Lo que sería justo es darles la posibilidad a las personas de poder votar. Es decir, toda persona debe tener un derecho inalienable a poder votar, pero, para hacerlo debe ganárselo. Con la obtención  DEL CARNET ELECTORAL. No es una cuestión de raza, de localización o de género. Ni siquiera es una cuestión de capacidades. Es una cuestión de interés.
 
La historia nos ha demostrado que hacer exámenes es una buena manera de medir el conocimiento de las personas. Así pues, dos o tres semanas antes de las elecciones, los ciudadanos serían convocados a un examen voluntario  de temática general y política. Constitución, economía, sociedad,  historia y política serían alguno de los temas. 

No valdría solamente con ser un genio en todo y no saber de política, también tienes que conocer a los partidos y candidatos: quiénes son, qué proponen… y lo contrario, no basta con saber quiénes son los candidatos, también tienes que saber como afectarán las medidas que proponen.

Inscrito el ciudadano en el Registro Electoral, el Tribunal, y previa identificación del mismo, se procederá a emitir el Carnet Electoral, cuya entrega deberá hacerse personalmente al interesado, una vez que reuniera el siguiente requisito previo, el de haber superado el correspondiente examen.

La gente que no se esfuerza en informarse o que simplemente le aburre la política no debería votar, o por lo menos, su voto no debería valer lo mismo que el de las personas que nos esforzamos en entender y comprender lo que está pasando y lo que puede pasar. Aún así, no es que se les retire el derecho al voto, es simplemente que esa persona ha elegido no cumplir el mínimo indispensable para poder ejercer su derecho.
Mis principales deseos: Exigencia del Carnet del Elector, las circunscripciones uninominales y la elección directa del presidente,

El principal problema de nuestro sistema electoral es que provoca lo más grave en una democracia: la no separación de poderes. Y ello porque estamos en una partitocracia, donde el "jefe" del partido gobernante manda en el partido, en el legislativo, en el ejecutivo y, digámoslo alto y claro, por escandaloso que sea, también manda en el poder judicial.

El problema no es, por tanto, la falta de representatividad de los partidos pequeños sino el exceso de poder del "aparato" de los partidos grandes. La solución es potenciar al individuo por encima del partido. La exigencia del Carnet del Elector, las circunscripciones uninominales y la elección directa del presidente, son las mejores, sino las únicas, soluciones.

Pero esto es lo que hay y de aquí partimos

ROMPAMOS LAS CADENAS

El sistema electoral en España y la exclusión de las minorías .El sistema electoral español está deliberadamente diseñado para favorecer la creación de mayorías

Al observar la distribución de los escaños en las últimas elecciones (2004) . Me pregunto si es democrático que la tercera fuerza más votada sea la sexta en número de representantes.

El tamaño de la circunscripción es lo que importa 

Los artículos 68 y 69 de la Constitución Española de 1978 establecen que la circunscripción electoral para elegir a los representantes en el Congreso y en el Senado es la provincia. El problema radica en que las provincias son circunscripciones demasiado pequeñas como para garantizar una adecuada proporcionalidad entre los votos recibidos y los representantes asignados a cada opción. 

El caso extremo es la circunscripción que elige a un único representante (Ceuta y Melilla), en donde la lista más votada se lleva el 100% de los representantes, independientemente del número de votos. 

De esta manera, es muy difícil que un partido minoritario se haga un hueco en los órganos de Gobierno.  

En nuestro actual sistema electoral, los únicos partidos que pueden acceder a la representación parlamentaria son aquellos con un respaldo mayoritario en el conjunto de la nación o aquellos que, siendo minoritarios, tienen a su electorado concentrado en provincias clave. 

En el caso de que la circunscripción electoral fuera única (el conjunto del Estado), bastarían 70.000 votos entre 26 millones (equivalentes al 78% de participación) para conseguir un representante en el Congreso. Sin embargo, al asignarse los representantes por provincias, hoy en día 70.000 votos desperdigados no valen nada.

En definitiva, los ciudadanos estamos completamente a merced de los partidos políticos, como se detalla en: “El secuestro político de la Soberanía Popular”.Pero claro que conseguir, lo de la circunscripción electoral única el conjunto del Estado, eso será por encima de sus cadáveres, ya que ¿quién estaría dispuesto a sacrificar la gallina de los huevos de oro?. 
Deberemos ser los ciudadanos quienes apartemos a las formaciones políticas dominantes del poder si queremos renovar la Democracia en España. En tus manos está elegir entre mantener a este país en el “Pan y Circo o de PP PSOE” o iniciar la Segunda Transición, hacia una verdadera Democracia.

En el año 1802, Thomas Jefferson dijo: 

"Pienso que las instituciones bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que ejércitos enteros listos para el combate. Si el pueblo americano permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos y todas las instituciones que florecen en torno a los bancos privarán a la gente de toda posesión. Primero por la inflación y después por la recesión, hasta el día en que sus hijos se despertarán sin casa y sin techo sobre la tierra que sus padres conquistaron."

Objetivos: Cambio de la Ley Electoral..Transparencia y no prometer lo que no se puede cumplir"
 El 20N. Tienes una cita con las urnas, y con la Historia. No nos falles.

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